Se me ha ocurrido que deberíamos rendir un pequeño homenaje a aquellos valerosos aventureros caídos en combate durante nuestras andanzas por La Marca del Este. Esto no incluiría a los muertos y resucitados después, sino más bien a aquellos que se dejaron la vida y el alma durante la aventura.

Y para inaugurar nuestra pequeña capilla particular, rindo un sentido pésame por Piplote, nuestro pícaro que murió en singular combate submarino contra varios tiburones y una saga acuática. Aunque siempre hay quien se beneficia del mal ajeno, pues allí estaba nuestro singular powergamer Manolo para dar buena cuenta de objetos y utensilios de valor que pudiera transportar nuestro intrépido pícaro, que se dejo seducir por los cantos de sirena de su ruin compañero.

Hasta siempre Piplote, tu nombre era señal inequívoca de tu predecible final.

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