Reconozco que en mi peregrinación iniciática por el género de ciencia ficción, me he encontrado con más fiascos que con literatura que me dejara buen sabor de boca. Sin duda debido al desconocimiento del género futurista, del cual me considero un novicio con todo un mundo por descubrir. Y voto a tal que lo acabo de hacer al terminar de leer la novela de Frank Herbert, Dune.

El argumento de Dune es de sobra conocido por todos, o al menos para casi todos, así que no ahondaré en detalles sobre el mundo creado por el señor Herbert, pues entiendo que los potenciales lectores de este blog están al corriente de su temática. Y si no es así, ya tardáis en conseguir un ejemplar, pues la novela te sumerge desde las primeras páginas en un universo futuro de casas enfrentadas y guerra sin cuartel.

Pero Dune es mucho más que intrigas palaciegas y aventuras. También es un tratado de filosofía que Frank Herbert ha sabido combinar de manera magistral con un argumento trepidante.

Por último mencionar que el éxito de la novela supuso el inicio de una serie de continuaciones que, si bien de manera irregular, vienen a completar, como ya hiciera Tolkien con su Tierra Media, parte del universo que estaba creando. Concretamente podemos encontrar: mesias de dune, hijos de dune, dios emperador dune, herejes de dune,y casa capitular dune.

En definitiva una buena manera de comenzar otro año literario.

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