Como ya les dije ayer, he encontrado una vieja caja llena de casetes de grabaciones de nuestras sesiones de juego, de hace lo menos 20 años o más. Recuerdo que algunas de estas grabaciones las pasamos de viejos casetes a otros más nuevos, de ahí que se hayan conservado bien y, después de comprobarlos anoche, pueda asegurar que se oyen estupendamente bien. Es un bonito recuerdo, nostálgico a su manera, que glosa nuestra juventud de juego con D&D y AD&D, siendo apenas unos chavales. Recuerdo grabar más, pero no he podido encontrarlos. Con todo, estas cintas recuperadas son muy interesantes, ya que relatan parte de las sesiones de juego de tres míticas campañas: El Palacio de la Princesa de Plata (del módulo original de D&D en su versión española de Dalmau), La Ciudad Perdida (también módulo de D&D en su versión española de Dalmau) y Bajomontaña, para AD&D. No están completas, en su narración grabada me refiero, pero es una buena muestra que creemos merece la pena recuperar. Aunque puede que no interese a nadie, nos gusta mucho la idea de preservar de alguna manera este trocito de nuestra juventud (nostálgico que es uno… como les decía ayer).
Y bueno, ¿cómo lo vamos a hacer? Fácil, vamos a comprar una aparatito de estos de conversión de casetes a MP3 para ir digitalizando todo este material. Luego, poco a poco, y tras su edición, iremos subiéndolo a Ivoox o similar a modo de podcast, de cinta en cinta, cada poco… semanalmente o cada quince días o así.

Si les soy sincero, apenas recuerdo estas sesiones, ni quién estaba en las mismas. Sé que la de El Palacio de la Princesa de Plata es la más antigua y se grabó durante el verano de hace mucho tiempo, concretamente en casa de mis padres en Calarreona. En estas cintas se puede escuchar incluso el murmullo del mar y el griterío de la gente en la playa. Entonces, al acabar la grabación de cada cinta, un servidor anotaba en la caratula lo acontencido, como pueden ver en las siguientes fotos:

Las anotaciones, en algunos casos, son muy descriptivas.

Qué recuerdos me trae leer estas caratulas…

Algunas cintas conservan nuestro viejo sello, muy anterior al actual de la Marca del Este. Entonces, la Marca como tal no existía siquiera, y fue muy posterior. 

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