Ayer mismo anunciábamos que incluiríamos una nueva clase de aventurero en la caja verde: el astronauta. La historia de esta, digamos, locura, parte de una conversación mantenida en Twitter, de la que pueden saber más cosas siguiendo este enlace, que les llevará al verdadero creador de esta clase y su principal instigador, aunque empezara como una divertida broma.

Pero el caso es que, como le dije a Khazike, su ocurrencia dió en la diana de pleno, trasportando nuestra memoria a días pasados, cuando la frontera entre la ciencia ficción y la fantasía era mucho más permeable que ahora. Inmediatamente pensamos en Expedition to the Barrier Peaks, una de las joyas más importantes de la primera edición de AD&D, obra de Gygax, y que es, por muchas razones, uno de esos módulos de culto, tan extraño y particular a su manera. Como recordarán, en él tenemos que explorar una singular estructura, que no es otra cosa que una nave espacial llena de cachivaches avanzados. Sin ir más lejos, en la propia y recordada portada de este suplemento podemos ver a dos guerreros luchando contra una horrible criatura, y uno de ellos empuña una pistola láser, disparando sobre el monstruo.
Pero incluso antes de esta aventura, ya el propio Arneson introdujo elementos de ciencia ficción en su mundo de campaña de Blackmoor, que podemos decir en propiedad que fue el primero creado para D&D.

La aventura de Arneson City of the Gods está plagada de maravillas tecnológicas, publicada para el D&D Basic, edición Expert.

Pero además, esta mezcla tan maravillosamente pulp entronca con la misma esencia de esta corriente, alimentándose de muchas y variadas fuentes de la literatura clásica, baste recordad joyas como Un Yanqui en la Corte del Rey Arturo o La Máquina del Tiempo, entre otras. Si bien sus protagonistas no son astronautas, si son viajeros del tiempo, y podríamos considerar a nuestro astronauta y su clase como una variante de este viajero del tiempo, con todas sus maravillosas posibilidades. Ah, tampoco olviden la tradición cinematográfica, con ejemplos tan palmarios como El Planeta de los Simios (sí, Charlton Heston interpreta a un astronauta). En fin, la clase es en sí muy de la vieja escuela, old school hasta las trancas, pulp.
Pero no se asusten, porque si bien insertaremos la clase en la caja verde, irá aparte de las otras, como una especie de eastern egg en su apéndice adecuado.
¿Hemos perdido la chota? Pues sí, pero mola un huevo.
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