Imaginen un par de tipos, exploradores británicos prototípicos, que se embarcan en un fantástico viaje a través del África negra ignota, y ahí que van y se topan con una civilización olvidada, una ciudad perdida en los anales de la historia, Kuma, donde gobierna una reina inmortal de inigualable belleza cuyo nombre es… simplemente Ella, aquella que debe ser obedecida (en realidad se llama Ayesha). Y hétenos aquí que la tal Ella se prenda de uno de los integrantes de la expedición británica, el jovenzuelo epicúreo, rubio y atlético, cómo no, porque Ella le cree la reencarnación de su amado desaparecidos hace… ni se sabe, un tal Kalikrates. Imaginen un ritual secreto para conseguir la inmortalidad, un sumo sacerdote fanático (siempre hay algún fanático por ahí), Balali,  interpretado por Christopher Lee, que no le va a la zaga al Cushing, que hace papelón interpretando al explorador ya talludito y sabio. Y sigan imaginando, a todo esto, y entre el lío por el ritual este de inmortalidad que se empeña Ayesha para el jovenzuelo apuesto -y que Bilali quiere para sí-, que una tribu esclavizada por AyeshaShe!!!, aquella que debe ser obedecida, se harta de la movida y se levanta en armas. Y le añadimos al cocktail un inconfundible toque egipcio, con los guiones sencillotes pero imaginativos de la Hammer, su atrezzo kitsch y de base, y como inspiración, la novela de Haggard. ¿Qué resulta del pastiche? Pues una maravilla, sí… y además, es cojonuda para adaptar a Saquedores de Tumbas. Nos encantan los pastiches, son… tan políticamente incorrectos.
Aquí tenemos a toda la peña frente a She!!! El tal Bilali maloso, el jovenzuelo casquivano forcejeando en plan macho y el sabio y ponderado explorador.

Pero lo mejor es que Ursula Andress hace de Ayesha… y ¡¡¡vaya mujer!!! Aunque no les digo cómo queda al final de la peli para que no se disgusten.
Y es que estos de la Hammer sí sabían lo que tiene que tener una buena peli entretenida, ¡vaya que sí!

Ya no se hacen películas así, para nuestra desgracia. Ahora todo es violencia y casquería (y no es que me disguste o lo censure, sólo que ya me aburre), no hay buenas pelis entretenidas, de aventuras, desenfadadas y contenidas (una horita y cuarto, a lo sumo 1 hora y media, por favor, no más, ¿es tan complicado?). La cosa pasa por meter en vena no menos de dos horas y media bien salpicaditas de sangre, mala leche, violencia, palabrotas molonas e ingeniosos chascarrillos y tal. Nos hemos anestesiado ante esta crudeza ramplona, aunque nos supere el hartazgo. Pero luego, y aquí lo más gracioso, si la peña ve una teta a destiempo empieza la caza de brujas de inmediato. Todo esto gracias a lo dictadura de lo políticamente correcto, que está creando pagafantas como si se tratase de la cadena de montaje de Henry Ford: ¡en serie! Cada día somos más, y más tontos. Pues nada, será cosa de perdurar y hacer lo que nos gusta, ver lo que nos gusta y decir lo que nos gusta. Ah, ya saben: habrá siempre alguien empeñado en decirles y decirnos cómo hacer las cosas. Pues como para hacerles caso. El diablo los lleve.

Share This