Volvemos a la mesa de juego, que ya había ganas.  Nos tocaba probar nuestra nueva criatura, La Catacumba nefanda de Uztum el maldito. A la sazón, nos juntamos cuatro compañeros, Fran, Mateo, Cristóbal y un servidor. Esperábamos a Manolo también, pero finamente se lío en el trabajo y no pudo acudir. Pero bueno, ya se irán uniendo los demás en sucesivas sesiones semanales. En fin, para el caso, éramos suficientes, y dimos comienzo al playtesting oficial del módulo. Y la verdad es que todo fue como la seda, aunque me percaté de varios errores cometidos que subsanamos de inmediato, no en balde, ésta es la razón y no otra de probar las aventuras en mesa. De hecho, en poco más de dos horas conseguimos llegar al ecuador del módulo, y justo en ese momento se produjo la primera muerte de la noche, pues nuestro pícaro, Mateo, cayó en una trampa diseñada con muy mala leche. Es decir, si todo va como hasta ahora, sería posible jugar la aventura en una sesión larga de cuatro o cinco horas, incluso menos, ideal para jugar en unas jornadas o una tarde noche con los amigos.
Vaya por adelantado que la aventura, como no podría esperarse de otro modo viniendo de nosotros, es clásica a rabiar, basada en localización, muy old school en su estilo y escritura y, por tanto, puñetera: a poco que nos despistemos o no andemos avisados, podemos tener problemas serios.
En fin, les dejo con nuestras fotos de rigor, jugando en casa del compañero Mateo, como venimos haciendo ya bastante tiempo.

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