Recuerdo vivamente la primera vez que jugué una partida rol. Fue en Irlanda, como ya he comentado en alguna ocasión. Por razones que no vienen al caso, a muy temprana edad, mis padres me enviaron a estudiar en una conocida institución educativa entre Bray y Greystones, en la costa oriental de Irlanda, apenas a una hora en coche de la ciudad de Dublín, más al norte. Allí viví alojado con una familia local, mientras cada día acudía al colegio con mis compañeros, en largas jornadas desde mañana a la tarde, comiendo en el comedor del propio edificio. Y era en la pausa para comer y en los recreos entre las muchas clases, cuando aprovechábamos para jugar a rol… Bueno no sólamente jugábamos a rol, hacíamos otras muchas cosas, algunas bastantes más divertidas que otras.
No se me olvidará, como otras muchas cosas que acontecieron entonces, y después, en mi juventud, siempre de aquí para allá. Jugábamos en un edificio que hacía las veces de gimnasio, aunque apenas lo usábamos. En la parte de arriba del mismo había una mesa de ping-pong. Nunca vi a nadie jugar allí al ping-pong, si les soy sincero. Y fue en ésa mesa, verde oscura, donde nos acomodábamos para jugar, sentándonos en lo que pillábamos más a mano. Era una mesa grande, como podrán imaginar, pues no éramos tampoco pocos los que jugábamos. Recuerdo grupos de 5 o 6 aventureros y el DM, que siempre era el mismo chico por entonces, que fue quien nos introdujo a todos. Jugábamos con la caja roja, una de las primeras ediciones de la versión de Mentzer en inglés original, que todos conocen, ya que fue el primer juego de rol editado en España, de la mano de Dalmau. Como he comentado, jugábamos con la caja en inglés, por supuesto, y teníamos también la caja azul en aquellas primeras partidas, a poco de comenzar el curso de EGB. Luego, más tarde, compraríamos las siguientes cajas, la verde de Companion y la caja negra de Master.

Para adquirir todo esto, teníamos que coger el tren o el autobús para marchar a Dublín, la gran ciudad, siendo apenas unos chavales, aunque con el colegio fuimos algunas veces, acompañados por los educadores. Era lo mejor de todo, porque aprovechábamos para comprar todo lo que necesitábamos para desarrollar nuestra afición. Me acuerdo perfectamente de la gran librería, que había un poco más allá de la famosa calle Grafton, verdadera arteria comercial de la capital, aunque he olvidado su nombre. Pero lo que no se me borra de la memoria, son las estanterías del establecimiento de marras que acogían las cajas de D&D, que compartían lugar con wargames de Avalon Hill, especialmente Squad Leader y Axis & Allies, de Milton Bradley. También estaban todas las cajas de D&D Basic, y un montón de libros con los lomos naranja, de la flamante reedición de la primera edición de Advanced Dungeons & Dragons (edición inédita en España). Fue en esa librería donde compramos todas las cajas, no conocíamos otro lugar en Dublín que las tuviera. Allí adquirí mi caja roja, que aún conservo, y otras muchas cosas, incluyendo mis libros de AD&D primera edición con el lomo naranja. Y también muchos módulos, aunque jugábamos aventuras de nuestra invención, verdaderas historias heróicas que fabricábamos entre todos, implicados y siempre alegres y divirtiéndonos, como no lo pueden hacer otros chicos que, lejos de sus familias y país, tienen en sus amigos, compañeros de clase, el verdadero y más fiel apoyo.

Jugamos mucho en aquel tiempo, compaginándolo, como he dicho, con otras muchas actividades, deportes y salidas al inevitable arcade y los centros comerciales repletos de sabrosas chocolatinas Cardbury. Ah, eran geniales nuestras mezclas, pues usamos mucho el genial Oriental Adventures de Gygax con el Basic D&D, adaptando no pocas cosas. Ya les contaré esto en otra ocasión.

En fin, tras mi estancia en Irlanda, permanecí en la misma institución, en regimen de alumno interno, ya en Madrid, por todo lo que durarían mis años de estudio en bachillerato y COU. Y en el colegio, seguimos jugando a D&D Básico, AD&D y otros muchos juegos, como Twilight 2000, Marvel Super Heroes, RuneQuest, Ragnarok, Comandos de Guerra y otros que ahora no recuerdo. Con todos ellos, pudimos desarrollar historias interesantes, entre todos, con su director de juego y jugadores, a la manera tradicional. Siempre había alguien que se involucraba más o menos con la historia, pero eso es algo natural, y éramos y somos todos amigos. Además que para nosotros, entonces y ahora, jugar a rol no era más importante que nada, simplemente un pasatiempo inocente y divertido. Con todos estos sistemas, tan diversos, fuimos capaces de crear aventuras, historias memorables, a pesar de sus mecánicas más o menos bien planteadas. Años después, hemos jugado con sistemas presumiblemente más avanzados, y hemos conseguido los mismos resultados. Siguen siendo tan divertidos como antaño, siguen siendo sólo juegos. 

En realidad no importa nada el juego al que decida usted, lector, jugar, lo único importante son las personas con las que se reuna para hacerlo. Y de ello dependerá el resultado final. Lo demás son sólo cantos de sirena.
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