Nuestro cuarto Essen consecutivo ha sido un poco más especial que
los anteriores pues, junto a nuestro ya tradicional ánimo de jugar como si no
hubiera un mañana en la mayor feria de juegos de mesa de Europa, portábamos
esta vez una agenda repleta de reuniones con algunas de las más conocidas
compañías fabricantes de juegos de mesa. Este último aspecto merece una o
varias entradas separadas y tengan por seguro que lo compartiremos con todos
ustedes más adelante pues estamos convencidos que muchos tendrán curiosidad por
conocer un poco más los entresijos casi nunca mostrados del mundo de la
producción de los juegos de mesa, y puede que incluso resulten de alguna
utilidad para aquellos de ustedes que en el futuro quieran recorren un camino
similar al nuestro. Con todo, para nosotros ha supuesto una fantástica
experiencia y todo un curso acelerado del complejo mundo de la fabricación de
un juego de mesa. Como digo, de lo acontecido en dichas reuniones hablaremos
más adelante cuando hayamos hecho el análisis de todo lo aprendido y tomado las
decisiones oportunas. Hoy toca contar todo, o al menos aquello que consideramos
más interesante de lo que vimos y jugamos en Essen 2015.
Llegamos al aeropuerto de Dusserldorf el jueves 8 sobre las 12 del
mediodía, recogida de maletas y 30 minutos en tren más tarde ya estábamos en
nuestro hotel de Essen. Como solemos hacer habitualmente la tarde del primer
día la dedicamos a disfrutar de la ciudad, descansar del viaje y hacer acopio
de fuerzas para los próximos 2 días de Feria. Pese a lo que mucha gente pueda
pensar por su ubicación en plena cuenca minera del Ruhr, Essen es una preciosa
y moderna ciudad de amplias avenidas peatonales salpicadas de parques,
iglesias, teatros, excelentes restaurantes, encantadoras cafeterías y terrazas
para tomar una buena cerveza alemana o un café si el tiempo acompaña. Moverse
por Essen además es un verdadero placer debido al magnífico sistema de
transporte público que conecta prácticamente toda la ciudad en metro, tranvía o
bus. Por un bono diario de apenas 4 euros y medio puedes hacer uso de
cualquiera de ellos cuantas veces quieras.
Ya entrada la noche, vuelta al hotel a ultimar detalles de las
reuniones del próximo día y planificar el asalto a las mesas de juego, algo a
lo que este año apenas habíamos podido dedicar tiempo, centrados como estábamos
en lo primero. Así que, provistos de mapas de halls, booths, listas de juegos
que nos apetecía probar y nombres de editoras, preparamos el día 1.
Viernes 9 de Octubre. Día 1.
Tras aprovisionarnos de los bocadillos de rigor (la comida en el
interior de la Feria es insultantemente cara) y un frugal desayuno por el camino
nos deslizamos –ganando tirada de iniciativa y con bonificador de fuerza +3– dentro
del metro abarrotado hacia la Feria desde la Estación Central de Essen. Poco
antes de las 10 de la mañana, hora de apertura, estábamos en la puerta entre la
colosal marea de gente que se agolpaba en el hall de entrada. Siempre me
resulta complicado explicar a quien no haya estado nunca la dimensión de la
Feria. En esta edición acudieron más de 160.000 visitantes procedentes de
multitud de lugares del planeta desde el jueves al domingo. Una barbaridad. Por
hacer una comparación podríamos decir que casi el doble de habitantes de Lorca
pasaron por allí en 4 días. Una auténtica locura, en serio. Ni hablar ya del
dinero que se mueve en esos cuatro días. Y hablo de dinero contante y sonante
porque allí es complicado pagar con tarjeta. Como decía el gran Pedro García
por twitter: “la peña va con el fajo de billetes en el bolsillo como en el
Mercao de ganao de la Pola”.
Teníamos la primera reunión a las 11, así que la primera hora nos
dedicamos a deambular un poco por la Feria identificando los “booths” a los que
volveríamos más tarde a tratar de echarle el lazo a las siempre escurridizas
mesas libres.  La reunión se alargó hasta
casi las 12.30 así que, como era de imaginar, no había una sola mesa libre a la
que echar el guante en los juegos que nos interesaban, la mayoría de ellos con
pocas copias para probar pues serán lanzados tras sus respectivas campañas de
crowfunding, así que hicimos reservas para el día siguiente para “7th Continent”,
Scythe” y “Blood Rage”, este último ya financiado con gran éxito y de
anunciada edición en español por EDGE. Mención aparte merece “T.IM.E. Stories”.
Aunque ya lo habíamos visto en casi todas las listas previas de juegos a seguir
en Essen 2015 no nos había llamado demasiado la atención. Fue al pasar por el
booth de la BGG y ver que aparecía en las primeras posiciones de popularidad lo
que espoleó nuestra curiosidad e hizo que buscáramos la forma de probarlo. Jamás
imaginaríamos que eso se convertiría en una misión sólo accesible para tropas
de élite o elfos silvanos.
Como ya comenté en G+ la experiencia de “T.I.M.E. Stories” en
Essen debería estudiarse en la asignatura de “Hypelogía” de todas las
universidades. Imaginen por un instante 3 mesas con el juego desplegado sobre
las mismas en una habitación acristalada con un solo acceso custodiado por dos
agentes de riguroso traje negro y gafas de sol oscuras. En la puerta y en el
interior varios vinilos con el símbolo de riesgo biológico y “caution”. Tres
personas ataviadas con batas blancas en cada una de las mesas y un A4 como el
que mostramos en la foto pegado en el cristal desde las 10:05 de la mañana. Aún
en estado de shock y con los niveles de hype subiendo sin control por el riego
sanguíneo tratamos de reservar mesa para el día siguiente. “La lista de
reservas se hace al comienzo de cada día, tratad de estar aquí a las 10 en
punto mañana”, nos dice una chica de bata blanca mientras nos mira con cierta
conmiseración y nos regala un par de chapas con el enigmático logo del juego.
Con el hype a punto de estallar nos lanzamos a comprar el juego. ¿De verdad
alguien necesita probar un juego cuando hay dos tipos de negro custodiándolo en
una puerta con un símbolo de riesgo biológico? La edición en inglés ha volado. Sólo
quedan a la venta las ediciones en francés y en alemán. Los niveles de hype me
tientan a comprar un juego narrativo en un idioma del que no hablo ni papa,
pero Sibi me contiene no sin esfuerzo. Bien. Mañana intentaríamos probarlo al
menos. Cuán inocentes fuimos, señores, cuán inocentes.

Para calmar los ánimos y la frustración buscamos un
juego relajado, suave… Y lo encontramos. “Fog of love”. Sí, han leído bien.
“Niebla de amor”. Unos animales de los juegos de sangre y traición como
nosotros jamás se habrían fijado en un juego con ese nombre sin un “bloody”,
“dark” o “madness” delante o detrás de la palabra “fog” pero lo vimos tan
arriba en la lista de la BGG de la feria que nos sentamos a la luz de las velas
(no, no es una metáfora) a probarlo. Uno no sabe en qué romántica situación van
a regalarle una joya… Así que allí estábamos Sibi y yo ante una joya de juego
que saldrá en Kickstarter el día de San Valentín de 2016. En
serio, uno de los pocos juegos que probamos que nos sorprendieron por su
originalidad. Juego para dos jugadores, muy rolero, en el que cada uno habrá de
encarnar a un personaje, dotados ambos con muy diferentes personalidades y que
representan una tormentosa historia de amor. Juego de verdad muy disfrutable
para jugar en pareja, real como la vida misma (sientes algún que otro
escalofrío recorriendo tu espalda de pura empatía), sencillo de mecánicas pero
con decisiones que tomar que te llevarán (o no) a buscar el siempre complicado
equilibrio entre lo que es mejor para ti y lo mejor para la relación. Algo de bluffing y deducción dan los toques finales a un
juego muy divertido y sobre todo original y novedoso en el que ambos jugadores
pueden ganar, perder o quedarse en… “algo intermedio” como apuntan en la
descripción del juego. Tras la intensa experiencia “amorosa” necesitábamos algo
de espacio así que Sibi se quedó probando un juego de bonitas ilustraciones
llamado “Celestia” con decepcionantes resultados y yo fui a buscar Santos
Griales en las tiendas de juegos “viejunos” de segunda mano con idénticos
decepcionantes resultados. La nostalgia, ya saben, nos puede en esta casa. Y
con más frecuencia de la que desearíamos es cara y rara de encontrar. 

Para
terminar el día nos sentamos a probar un “Simurgh”, que al final no dejó de ser
otro juego de colocación de trabajadores más, eso sí, con un arte fantástico. Una
piedra envuelta en un bonito papel de caramelo, para qué nos vamos a engañar. Fue
entonces, cuando ya nos encaminábamos a la puerta de salida cuando nuestras
miradas se cruzaron, él desde su descomunal caja de madera, yo desde mi
atormentado espíritu de grognard frustrado. Fue amor a primera vista. Nada de
niebla esta vez. Amor verdadero. Y como todos los grandes amores las rupturas
siempre son desoladoras. En esta ocasión… “megadesoladoras”. Tanto El
Mega Civilization” como yo supimos desde el que principio que jamás podríamos
estar juntos. No son ya los 180 euros que cuesta. El verdadero desafío consiste
en engañar a 18 personas más junto a una mesa durante (probablemente más) de
360 minutos. No hay amor ni amistad que resista eso. Sólo 3000 copias se han
fabricado. Una no será la mía. Eché un último vistazo atrás para contemplar
aquella caja que apenas el mostrador podía sostener y crucé la puerta de salida
con el corazón encogido. Sólo me quedó el consuelo de verlo de nuevo desplegado
en todo su colosal esplendor sobre una mesa gigantesca al día siguiente.

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