Hacía ya algunos meses que no les mostrábamos nada relacionado con nuestro juego de mesa. No crean que no nos cuesta contener el impulso de mostrar todo el material pero, teniendo en cuenta el tiempo que aún resta de desarrollo, nos parecería más un ejercicio de crueldad que otra cosa.  
Sin embargo, la salida de nuestro último módulo de Clásicos de la Marca “El Castillo de la Reina de sangre” nos ha parecido una ocasión más que propicia para presentar en sociedad a nuestro querido –y al mismo tiempo temido– vampiro, tal vez inspirado en el legendario Strahd Von Zarovich, de nuevo hecho carne gracias a la magistral lanceta de Pedro Fernández sobre el soberbio diseño de A. J. Manzanedo. 
Hay miniaturas que marcan la diferencia, personajes que pueden hacer que te enamores de un juego, monstruos carismáticos que todos esperan, aunque no lo confiesen. Para nosotros, el vampiro –este vampiro– es una de ellas. Es ese enemigo que esperas con temor pero también con ansia porque sí, ya sé que vamos a morir, pero qué ganas tengo de verlo sobre el tablero.  
Pedro ha sabido reflejar con la maestría de siempre la escena de nuestro vampiro en plena transformación, surgiendo su aterradora silueta de un vórtice de murciélagos, tal y como Manzanedo la concibió en su original diseño. Como ven, aunque no hablemos demasiado de ello, seguimos trabajando, en silencio pero sin pausa, ansiosos de que llegue el día en que podamos mostrarles todo el juego al completo. Y cuando decimos todo… queremos decir todo, ya que, como saben, es nuestra intención ir a la campaña de financiación con el juego prácticamente acabado. Hasta entonces seguiremos “torturándoles” un poco, de cuando en cuando, para que no olviden que seguimos en ello y que estamos poniendo todo el mimo y la dedicación en el juego, contando con los mejores artistas del momento y otros que siguen incorporándose al equipo. Pero de estos últimos… hablaremos otro día. Hasta entonces, les dejamos en compañía del dueño y señor de Vermigor.
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