La creación también tiene sus trampas, sus puntos de experiencia, sus fracasos y sus victorias. La creación es, al fin y al cabo, una aventura. La creación en solitario tiene, quién lo duda, innegables ventajas: uno sólo depende de sí mismo para cumplir plazos, para decidir y llevar a cabo un estilo, para tomar decisiones. Pero un héroe solo nunca llega demasiado lejos, y ­–tampoco cabe duda— una persona sola jamás sería capaz de acometer una empresa como es el juego de mesa de La Marca del Este. Un juego como este necesita contar con su mago, su hechicera, su enano, su elfa, cada uno con sus fortalezas y debilidades, cada cual con su voluntad y su experiencia. A veces nos cuesta horas de discusión al borde de la mesa, otras, idas y venidas de mails, correos, paquetes certificados y hasta mensajes cifrados en patas de cuervos negros. A veces es difícil llegar a consensos, pero cuando lo hacemos la sensación de victoria es indescriptible. Y hoy, precisamente hoy, hemos llegado a una de esas victorias.

Hay siempre un punto de inflexión en el que los proyectos se materializan, las ideas se vuelven hechos, lo imaginado cobra vida. A pesar de que ya tenemos gran parte del juego de mesa de Aventuras en la Marca del Este en cuanto a reglamento, apartado gráfico y miniaturas, podemos decir que este punto de inflexión, este cambio de estado, lo damos ahora, con la presentación de lo que va a ser la caja de Aventuras en la Marca del Este, el juego de mesa. Ahora no sólo ven retazos, atisbos de reglas, miniaturas, ilustraciones o losetas. Ahora están viendo lo que un día, si nada se tuerce, todos vamos a poder tocar con las manos. Gracias al virtuosismo gráfico de David Lanza, que ha sabido dar forma a la ilustración magnífica de Antonio Manzanedo, podemos decir que nuestro pequeño retoño ha dado su primer gran paso. Un paso que además entraña ciertos riesgos, como podrán observar. Hemos querido que, tanto la ilustración de Manzanedo, a modo de antigua pintura sobre tabla, como el logo de Lanza, cual metálica inscripción, tuvieran su espacio en la caja, para que todos ustedes puedan disfrutarlos en su completo esplendor. Así que no hemos seguido la costumbre ya habitual en la industria de unir título e imagen, sino que cada uno tiene su lugar, diferente y único en la caja. Una caja que trata de emular precisamente una de esas que los aventureros encontrarán en la oscuridad de una mazmorra o en la torre de un anciano hechicero custodiada por alguna terrible criatura o algún poderoso conjuro. Una caja que, como aquéllas, encierra además algún que otro misterio que habrá que desvelar a su debido tiempo. Es una de esas cajas que todos los amantes de los juegos de fantasía guardamos en el altillo de nuestra memoria. En el sótano de nuestra nostalgia.
Alguien podría decir que esta caja no es más que una simulación en 3D y no algo tangible, pero para nosotros es mucho más que eso. Esta simulación en 3D es Pinocho convirtiéndose en humano, es Cenicienta cubriéndose con el hermoso vestido para el baile, es John Silver poniendo un pie en la Isla del Tesoro. No está todo hecho, compañeros, lo sabemos. Queda todavía un largo camino por recorrer, pero este camino ya pertenece a un lugar distinto, porque hay puntos de inflexión que sólo se pueden cruzar cuando ya está casi todo decidido.
Sibisse Rodríguez

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