La Marca no conoce fronteras, se va extendiendo poco a poco por el mundo conocido, gracias a sus incombustibles e imaginativos seguidores, que dan buena muestra de su entusiasmo viajando con nuestra caja roja hasta los lugares más insospechados. Y como muestra un botón: aquí tiene al gran Pablo Ganter con su ejemplar de la Marca en el Gran Cañón del Colorado, ¡ahí es nada!

Ya me dirán ustedes si no es para estar orgulloso, ya no del juego… que es lo de menos, sino de la afición, de los fabulosas seguidores que lo han acogido como un hijo pródigo y hace galan de su cariño por el mismo, como es el caso. No tenemos palabras para agradecer estos gestos, la verdad. Es magnífico, ¡muchas gracias!

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