Realmente no somos coleccionistas de rol, compramos muchas cosas en verdad, pero no somos coleccionistas. Quizás esto sorprenderá a más de uno, pero nosotros no lo vemos así. Otros dirán, pues bien, si no pueden jugar a todo lo que compran, para qué diántre lo compran si no es por puro afán coleccionista. Bueno, pueden ser así, aunque nosotros lo consideramos de otra manera muy diferente. Nosotros compramos cosas para usarlas, y disfrutando de ellas las usamos, por el mero hecho de poseerlas. Pero no se engañen, no es simplemente un impulso materialista, que de eso hay algo, debemos admitir, sino también un deseo, un anhelo utilitarista que anteponemos a todo. Pues en verdad, de casi cada cosa que adquirimos podemos extraer algo útil, práctico, que acabamos empleando de un modo un otro, en ocasiones de la manera más imprevista. Da igual, por tanto, que no juguemos a algo en propiedad, pues acabamos usando elementos particulares, cortando aquí y allá lo que nos gusta, como el viejo Jack. De ahí los pastiches resultantes en nuestros juegos, algo que queda meridianamente claro para cualquiera que lea nuestra caja azul… o la verde o roja, si me apuran, hasta Saqueadores de Tumbas o Walküre mañana. Nosotros somos de todo menos originales, allá aquel que tenga el inmenso talento preciso para valerse y notarse como original. Quiera usted poder reconocerlo, y nosotros… si me apuran, pues es algo singular y maravilloso.
Y a todo esto, ¿alguien nos dicta qué comprar? No, no habría razón para ello. Yo no lo admitiría al menos, dentro de mi responsabilidad y el diablo se lleve a quien lo intente. No en balde, sólo viviremos esta vida material, pues no hay nada más allá, y siendo conscientes de ello, y en la medida de nuestras posibilidades, disfrutaremos y viviremos mil y una aventuras en este mundo magnífico, mientras la salud nos acompañe. Lo demás importa poco. Por el camino, procuraremos no hacer daño a nadie, y mostrar respeto hacia nuestros iguales.
Y una última cosa:  jugar a rol no nos hace más inteligentes, ni ésta virtud se trasmite a otros que nos acompañen. Jugar a rol sólo nos hace jugadores de rol, y esto no es malo ni es bueno, simplemente es.
Ah, y Tolkien es nuestro Dios, y con mayúscula mayestática.
Y cuando él hubo abierto el cuarto sello, oí la voz de la cuarta bestia
decir ven a ver, y yo miré y contemplé un caballo pálido. Y el nombre
de su jinete era… la muerte. Y el infierno le seguía… 
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