La verdad sea dicha, hacía que no compraba un juego de Nosolorol desde el último Aquelarre. Bueno, he estado dos veces a punto de adquirir El Reino de la Sombra, y lo haré en el momento que pueda. Sus otros juegos, por una u otra razón, no han figurado en nuestra lista de la compra. Sea como fuere, esta editora madrileña está trabajando muy bien de un tiempo a esta parte, cosa que queda reflejada en su catálogo, en constante expansión. Tienen previsto editar un buen número de interesantes juegos de cara a este año recién estrenado, entre licencias conocidas extranjeras y juegos propios, como es el caso de este Dreamraiders, escrito por Ismael Díaz Sacaluga e ilustrado por Borja Pindado. Este juego, desde las primeras noticias que supimos de él, llamó poderosamente nuestra atención y de ahí que no hemos dudado en adquirirlo una vez disponible. Nos hemos apresurado a sacar unas fotos, en una de nuestras típicas reseñas fotográficas; avanzando en su lectura, si bien no pormenorizada. Porque, sinceramente, Dreamraiders es un juego de cierta complejidad, con cantidad de información, apretada incluso diría, por el tamaño de la fuente. Eso sí, me gusta el estilo de Ismael, y qué decir del arte de Borja, que incluso ha colaborado con nosotros en Walküre.
Vamos a echarle un vistazo:
Arriba tienen la portada, y bajo estas líneas, la contraportada. El juego viene editado en cartoné,c ontando 224 páginas en blanco y negro y a color. La maqueta es sencilla pero muy elegante.

Comparamos el libro con el Manual del Jugador 3.5 de Dungeons & Dragons.

Y abrimos el mismo, por los créditos y tabla de contenidos.

A continuación, encontramos un interesante prólogo donde el autor nos explica como surgió el propio concepto del juego. Recomiendo mucho su lectura, porque ayudará a entender el mismo meollo, la esencia de Dreamraiders.

Y ya se inicia el reglamento propiamente dicho.

Arquetipos de personaje, excepcionalmente bien representados en las ilustraciones de Borja.

Dreamraiders emplea un sistema propio, bastante interesante, por lo poco que he podido aprender del mismo.

Si quitamos a los personajes, y a sus alter egos en el mundo onírico, que veremos más adelante, todas las demás ilustraciones están en blanco y negro.

Aquí tienen los personajes, los héroes en el mundo onírico, con excepcionales poderes. También a color.

Ah, se me olvidaba, también hay unas pocas ilustraciones a color como preludio de algunos capítulos del libro, que no todos.

La verdad que el juego es una gozada, muy completo, incluyendo toda una aventura, que más que un módulo, es una campaña, que es parte fundamental de Dreamraiders. Como dice el autor, es el capítulo piloto, que nos permitirá captar la misma esencia del juego y expandirlo más allá según nuestro gusto y criterio. Las posibilidades son infinitas.

Hoja de personaje, bastante vistosa.

En fin, a falta de avanzar en su lectura, y jugar, claro, que es lo más importante, este Dreamraiders se me antoja una de las piezas más importantes en el panorama editorial de juegos de rol españoles publicados recientemente. Es original, no enteramente en lo que toca al mundo de los sueños, a lo onírico, pero sí en su tratamiento del concepto, más detallado y complejo, así como en el sistema, por novedoso e interesante. Veremos qué calado tiene entre la afición, y qué otros productos de apoyo podemos recibir de la editora y, lo más importante, su autor.
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